miércoles, 10 de diciembre de 2008

AMA Y ENSANCHA EL ALMA

Ama ensancha el alma, pues amando al prójimo, damas y caballeros, es como se tiene que vivir. El motor del universo es el amor, la pasión. Si esto no existe, nada más habrá.

Esta tarde llegué a casa con un carro de la compra lleno de comida. Cual fue mi sorpresa cuando llegué al portal y me di cuenta de que algo me estaba punzando el corazón. Mis ojos veían como un hombre daba cuenta a conciencia de los restos de comida que aún podía aprovechar de unas bolsas de basura.

La expresión de su rostro lo decía todo sobre él. Un hombre cansado de la vida, de lo aciago de su destino. Un hombre roto, perdido en su mundo, con la ropa hecha jirones y las manos ennegrecidas como el hollín. Un hombre con la mirada vacía. Un hombre que no había recibido amor. No el amor de una mujer, de su madre o de su familia. Le faltaba un amor muy grande, del que todos somos culpables.

Era un ejemplo de cómo no damos oportunidades, de lo vicioso que es nuestro comportamiento, de nuestro egoísmo salvaje pero sobretodo, es el ejemplo de que estamos muy confundidos en cuanto al concepto de amor. No nos damos cuenta de que el amor no se reduce sólo a amarse a uno mismo, ni idolatrar a otra persona porque nos creamos que nos supera o tenga más cosas que nosotros. Como en una familia, el amor es también un sentimiento colectivo. Querer significa entender que nuestra vida es imposible sin el resto, que somos seres sociales (Aristóteles, creo), y al margen del interés, la empatía juega un papel fundamental. Necesitas de otras personas porque te cuidan, porque te dan cariño, conversación, porque te escuchan, te guían, te entienden, en resumen, te hacen sentir bien, te dan felicidad. Pero es tan importante eso como cuidar tu actitud con respecto a los demás, ya que muchas veces nos dejamos llevar por el egoísmo, por el no me importa, el no quiero escucharte, por el “es su problema”. ¿Alguna vez alguien habrá dicho eso con vosotros? ¿Alguna vez os habéis sentido desamparados, perdidos, sin sitio adónde ir, dónde descansar, sin ese trocito de felicidad? Pensadlo dos veces cuando se os pasen por vuestra cabeza este tipo de pensamientos. Un monstruo se alimenta de odio, si se suma y sigue, será vengativo, y eso desembocará en una cadena en la que cada vez seamos todos más viles, más mentirosos y arteros, estaremos más vampirizados y envenenados por la semilla que un día dejamos que germinara.

Continué observando a ese hombre gris, ajado, intentando ignorar esa punzada en el pecho que cada vez era más fuerte. Una anciana vecina comentaba desde el portal lo mucho que había refrescado y nos aconsejaba -porque yo no era la única que sentía la punzada ;) que nos abrigásemos.

Volví a mirarlo y entonces pensé lo difícil que debía ser su situación (que ignoro por completo). Subimos a casa con una idea que hizo que nuestras piernas subieran más rápido las escaleras. Abrimos las bolsas y cogimos algo de comida. Al bajar había sido demasiado tarde, pero echamos a correr calle abajo en busca de nuestra buena acción del día. Lo encontramos parado al lado de una barandilla mirando distante a la carretera desde lo alto. Allí está, vamos. Nos acercamos y tendimos nuestras manos con comida que le daba para una buena merienda (andar con prisas es lo que tiene). Nos miró cuando nos acercamos, y luego la desvió a lo poco que le ofrecíamos.
-Gracias.-su voz ronca arrancó unas palabras innecesarias. No había pedido nada, lo hicimos porque sí.
-De nada.
De vuelta, medité sobre su susurro. “Perdón” Deberíamos haber dicho porque yo, como tu y como el resto, somos los culpables de que estas cosas pasen en el portal de nuestras casas.

La Navidad es para quien cree en ella, porque cree que sólo una vez al año deben de hacerse buenas acciones, ser misericordioso e indulgente y toda esa patraña. Qué triste es pensar que debes de portarte bien y regalar amor gratuito tan sólo una vez al año. Yo os propongo, y me lo propongo a mí misma, que seamos un poco mejores personas el año entero, y el otro, y así hasta que ya no haya más años en los que regalar un abrazo, un beso, un perdón, un te quiero, un plato de comida a quien le haga falta, un “cuéntamelo todo, te escucho”, una muestra de cariño, atención, cuidado…
Llegué a casa con un semblante de satisfacción dibujado en mi cara y un alivio en el pecho. Me sentía comunista. XD

El amor es el mejor de los regalos, incluso en Navidad. Ama y ensancha el alma.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Drogas duras...

-¿ Cual es la peor droga?
El amor.
Si, la más peligrosa de todas.


-¿A quien afecta?

El amor esta presente en toda relación social y en todas las culturas del mundo. Los niños pueden tener un pueril contacto con él, pero no deja de ser una distorsión de lo que es en esencia. Los adolescentes son el grupo que más expuesto está a él, ya que el primer contacto con esta lacra se produce en esta etapa de la vida. En algunos casos tiene consecuencias devastadoras. En la madurez toma unos tintes más diluidos, pero no deja de ser peligrosa ya que en muchas ocasiones puede hacer que te comportes como un púber. Incluso en la tercera edad hay hueco para casos de enamoramiento, ya sea por enésima vez, o porque se haya arrastrado desde edades más tempranas.

-¿Cómo afecta?

El enamorado se siente preso de un sentimiento de angustia cuando el objeto de amor no se encuentra en su entorno o en su presencia. Siente placer cuando se produce el efecto contrario. Comete locuras, sacrifica su patrimonio y otros bienes inmateriales por mantener ese amor, el sujeto busca su droga en todas partes, cuelga fotos de su persona amada, pide más, más, más. El amor entra en el cerebro y bloquea las conexiones neuronales impidiendo que el drogadicto pueda centrarse en otros pensamientos. El éxtasis se define diferente para cada persona. Para algunos el simple hecho de una conversación supone la consagración, para otros, el beso. Para la mayoría se encuentra en lo más peligroso de todo: el sexo. Una vez que se llega a esta fase, si resulta una experiencia agradable, es muy difícil salir de esta drogodependencia. Claro que sexo y amor no tienen por qué ir unidos, es más, no deben, ya que una vez que se fusionan tienen consecuencias fatales.

-Consecuencias:

Inhibe algunas capacidades como el contacto con otras personas o con familiares y distrae al consumidor de prestar atención a otras parejas potenciales. Puede afectar a los estudios, el trabajo y a la vida cotidiana en general. El enamorado, tras un encuentro o una noticia positiva parece estar flotando en una nube, y ante un estímulo negativo, responde con una total anulación de su capacidad para ser feliz. Puede hundirte si la droga es mala, pero se dan casos en los que los sujetos han aprendido a convivir con ella y se declaran felices. Puede darse a corto, medio o largo plazo. Puede durar toda una vida y las recaídas son más que frecuentes. No se tratan de errores, ya que muchas veces se procede de la misma manera y se acaba igual, o peor. Muchas veces no existen razones que expliquen por qué uno se enamora del otro. Ojo con esto, quizás te estés enamorando y no lo sabes. Se puede llegar al punto de la obsesión y se corre el riesgo de la idealización. Recalco: los efectos pueden ser fatales.


El amor es en resumen una droga letal….. y yo echo de menos estar de mono.

Carta a un sueño


Siento como si al cerrar los ojos aún estuvieses ahí, como si tu olor aún no se haya desvanecido de la atmósfera, como si cada átomo de tu cuerpo reviviese en mi memoria. Siento que todavía puedes silenciar mis palabras con una mirada, detenerme el corazón con tan sólo oír tu voz, y al rozarme, siento tocar con mis dedos la gloria. Por un momento creo morir, y revivir con un beso de tus labios; caer, y ser recogida por tus brazos; volar, si me prestas tus alas. Mírame, acércate, rózame, acaríciame, no temas, ven. Ahora bésame, abrázame, cómeme, cógeme y no pienses en nada más. Muérdeme, respira, apriétame contra ti y ámame. Sólo el cielo sabe lo que hacemos, solos, tu y yo.
Luego siento como la gente pasa por la calle, las nubes descargan contra mi ventana y nada me importa si estoy contigo, ni las horas que han pasado, ni en donde hemos estado, ni si es bueno o malo, solo me importa como me has amado.
Pero te vas, y un frío adiós de tus labios se convierte en el adverbio más amargo. Siento el vacío en el colchón, el frío de la noche, la soledad de una habitación oscura, cerrada. Y aquí me quedo yo, sin piel en los labios, sin fuerza. Sólo me acompaña tu recuerdo que me quema, me abrasa, me quita la vida, me arrebata el sueño, la razón, la cordura me abandona y quiero gritar pero mi voz calla, y quiero llorar, mas no me salen las lágrimas. Y no te quiero amar, pero mi corazón se desboca por tu imagen en mi memoria. Me envuelve la soledad y un sueño febril en donde estás tú, aunque no estés aquí.

viernes, 30 de mayo de 2008

y otra vez una noche...

Cierro los ojos. Cuento hasta diez. Esta vez no hace falta concentrarme... Enciendo otro de mis pitillos. Recuerdo conversaciones sobre esto...

Y ahora que el Sol nos brinda una mañana esplendorosa y yo estoy aquí, en la soledad de mi habitación, escuchando canciones que recuerdan años atrás, cuando yo quería ser una Persona, me doy cuenta de que he echado a perder mucho tiempo. Algo que jamás recuperaré pero que está perdido en el recuerdo. Recuerdos dulces en algún momento y amargos en muchísimos otros. No por ello más o menos arrepentida, me pregunto tal noche como hoy ¿Esto es lo que quería llegar a ser?
Seguramente no, pero el camino recorrido no debe ser desandado. Nunca he tenido mentor digno de ser llamado como tal, ni padres que me pudiesen llenar con ideas diferentes cada día. A lo que debo la estima, si me es concedida, es a la gente que me ha rodeado en mayor o menor intensidad todo este tiempo. La gente sirve para mucho más que para relacionarse con ella, para pasar un buen rato y/o conseguir algo (como muchos piensan y desean). Por ello, por lo que soy, por lo que me he aprendido a valorar, he de daros las gracias. Por eso y porque se que al menos una de esas personas leerán esto. A otras, no por ello menos amadas, les diría muchas otras cosas, pero no tan agradecidas como esta.

Ahora se hace el silencio que envuelve esta triste soledad. Veo mi viejo poemario de Lorca. No lo abriré. Esta noche no toca pensar más en eso. Hoy no. Entraré en ese estado de inconsciencia al que algunos llaman sueño. Para otros como yo, non deja de ser un estilo de vida.

domingo, 25 de mayo de 2008

En la soledad de mi casa


Abro mi vieja libreta. Me concentro. Busco aquellos versos que con tanto sentimiento escribí. Escucho una canción cargada de acordes de guitarra que en lugar de notas, arrancan lágrimas. Lágrimas de dolor y melancolía para alguien con corazón. El humo de mi cigarrillo entra como un puñal en mi garganta quemándola, e invade el poco aire que queda en la habitación.
Poco a poco me dejo caer por fin en ese vórtice que con tanta fuerza un día me secuestró. Ahora recuerdo. Me acuerdo de haber perdido la cabeza alguna vez por amor, de ver pasar las horas alimentándome sólo de un pensamiento, de escuchar la lluvia golpetear mi ventana y derramarse por el frío cristal, al igual que rodaban las lágrimas por mi cara. De dejar que mi cuerpo siguiese un camino a ninguna parte mientras mi mente lo abandonaba inesperadamente, de dormir abrazada a mi almohada con la triste esperanza de que allí hubiese el calor de un cuerpo.
Pero sobretodo recuerdo todo aquello que escribí para desatar toda aquella pasión contenida en mí. No dejaban de ser palabras que se podía haber llevado el viento, pero en esos momentos decidí atesorarlas en unas hojas de papel. Y si, ahora puedo decir que ese sentimiento en mí ha muerto, que esas palabras se han desvanecido, que mi corazón ya no arde desbocado en una danza de latir desenfrenada, que ahora es tan sólo un mero recuerdo. Pero eso sería mentir, pues cuando abro ese libro, la caja de Pandora se desata, y toda esa ola de pensamientos regresan a mí, como un fantasma, dispuesto a atormentarme con su presencia. No con esto quiera decir que esté enamorada aún. Lo que ocurre es que es ahora cuando la melancolía hace acto de egregia presencia y roba mi paz. El amor que un día sentí me estaba matando, pero es tal su poder, que crea en ti un estado de abstinencia peor que cualquier droga en el mundo, aunque no te reporte nada. Lo que verdaderamente echo de menos es ese estado en el que no hay lugar para el narcisismo ni el ego, aquello que te hace pensar en otra persona, y la felicidad de compartir aunque tan siquiera sean dos segundos de un día que se te antoja largo y pesadumbroso, o una palabra que escuchas de esos labios con los que tanto has fantaseado. El no amarte más que a ti misma es muy cómodo y mucho mejor para la fuerza de una persona, pero es tan vacío...
Es ahora cuando echo un vistazo al camino recorrido y me detengo abrumada por la idea de que no hay nada que perseguir, pues allí donde confluyen todos los aspectos de mi vida, descubro asombrada que el estrecho camino de este sentimiento se ha borrado por completo, y nadie me dice si volverá.
A veces la tranquilidad que te da el estar sola es suficiente, pero no deja de haber ese hueco vacío que querría llenar, de una manera masoquista en este caso, con amor.

Cierro mi vieja libreta, escucho mi última triste melodía, apago mi último pitillo.
Me levanto del asiento en el que he pasado estos momentos de bohemia. Vuelvo al mundo. Vuelvo a ser sólo yo. Yo sola.